En su amor Dios proveyó al hombre sudando para comer, y su esposa pariendo con Dolores. 17 generaciones para enderzar su camino (Gén. 5). Pero en la 17, Dios tuvo que enviar un diluvio para destruir la maldad de los hombres, y empezar con cielos nuevos, y tierra nueva (2 Pedro 3). Noten que el diluvio de los días de Noé no lo buscó Dios, sino el hombre. Una real lastima, como nunca habían visto lluvia, tal vez dictaban de loco al siervo de Dios. Una lastima,, pues todos y cada uno tuvo oportunidad de salvar sus almas, como ocurrió con los 8 de Noé. El arco iris que puso Dios en las nubes fue en señal que no volvería a destruir al mundo con aguas. Como en los días de Noé Dios creará nuevos cielos y nueva tierra para que moren en paz los hombres cuando menos 1,000 años. Luego de esos 1,000 años Satanás sera suelto por un corto period de tiempo, logrando convencer a millos para el lago de fuego. Este sera también lanzado al lago de fuego. A él se unirán todos los que vayan al Gran Trono Blanco. Luego de esta maldición la tierra sera quitada, la Nueva Jerusalén, con todos los redimidos desde Adán hasta el final, bajará del cielo. Una ciudad que estas medidas actuals equivale a 1,500 millas de larga, igual de ancha, y de alta. Según los expertos, ahí hay espacio para ti, amigo y hermano que lees. Separa la tuya gratuitamente aceptando a Cristo como tu Salvador y Señor. Hazlo ahora misma, mientras hay tiempo. Los próximos minutos tal vea sean tarde para ti.....
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