Monday, July 11, 2011

"Cuando ofrecer orar se puede convertir en hipocrecía"

En nuestro escalafón de profecías de www.aguiladereformacion.com para Julio 2011 calsificamos a la Iglesia de Filadelfia #50. Aunque desde los púlpitos usualmente se predica mucho de Laudicea, lo cierto en que si no tenemos cuidado Filadelfia nos puede causar pecar. Leemos Apocalipsis 3:7-10: "Escribe al ángel de la iglesia que está en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí que he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que dicen ser judíos y no son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado". Jesús resalta cuatro cosas en esta iglesia verdadera: 1) Hacen buenas obras; 2) Tienen algo de poder; 3) Guarda la palabra; 4) Nunca negaron el nombre de Jesús.  Aunque usted no lo crea, hoy un buen miembro de la iglesia se considera aquel que asiste a todos los cultos, paga sus diezmos, y está disponible para ocupar un puesto de mando en la congregación. Según la Escritura del Nuevo Testamento, como era también en el Viejo, Jesús clasifica un buen siervo muy diferente: "Hacer buenas, buscan unción de lo alto, aplicarse la Biblia tal como fue la intención de Dios al escribirla, y no negar el nombre de Jesús. Según Hechos 10:38 Jesús anduvo por todos los lugares haciando buenas obras (no olvide que él también era carpintero), y luego oraba por los enfermos, y sanaban. Hoy se nos mueren de necesidades nuestros vecinos, y la gilesia, bien, a Dios gracias. La iglesia actual en nuestras áreas de buen vivir no son alternativa en la comunidad. Por eso los de afuera nos miran como un Club de Leones, donde sus miembros pagan una cuta, se entretienen entre si, y hasta la próxima reunión. Este servidor siempre enseña que es mejor predicar sin abrir nuestros labios, y abrir nuestros brazos al necesitado. Entonces Dios derramará liberación y bendición a nuestras vidas. En el campo misionero usted no le conviene predicar a gente con el estomago vacío. Primero hay que demostrarle nuestro amor cristiano. Tenemos que regresar a la iglesia a nuestros tiempos 60 años atrás, donde las necesidades de los necesitados del barrio eran atendidas primero, y luego le testificabamos cómo el amor de Cristo nos guió a hacer lo que se debido. Voy a ti siempre.....

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