En las Olimpiadas de México en 1968 en la carrera de la maratón algo espectacular ocurrió. Cuando arribó el último maratonista en el Estadio Olímpico ocurrieron muchas cosas en pocas horas. Cuando los eventos de ese día habían finalizado, el estadio quedó desierto. Finalmente arribó el último corredor, John Stephen Ahwari, de Tanzania. Mal herido durante la carrera. Cuando pudieron, le preguntaron el por qué se había mantenido corriendo, este contestó: "Mi nación no me envió unas 7,000 millas de distancia para yo iniciar la carrera. Me enviaron 7,000 millas para yo terminar". ¿Quién ganó el evento? Ah, yo no sé pues solo se recuerda el que viajó 7,000 millas para terminar la carrera. Desde que Dios hizo al hombre han pasado alrededor de 7,000 años, y su pueblo, con sus altas y bajas, ha prosedido hacia adelante. Ya pronto nuestra carrera se acaba, y recibiremos nuestra carrera. Mi hermano del alma, no se preocupe si su contrincante corre más rápido que usted, importele simplemente llegar a las mansiones celestiales que el fue a preparar para nosotros. No van lejos los del frente, si los de atrás corren bien.
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