Sunday, May 5, 2013

Nada como una madre cristiana 200%

Les confieso que el testimonio del escritor británico Thomas Carlyle y su esposa Jane Welch, otra escritora de gran nombre, me sacan de este mundo. Esta gran mujer se dedicó a ayudar a su esposo. Este tenía un temperamento volatile debido a una dolencia estomacal y descontrol nervioso. Esa singular mujer se dedicó a prepararle comidas a este especiales, y por todos los medios buscaba que hubiera silencio en su hogar. Por mucho tiempo Thomas no le demostraba a su Media Naranja lo bien que ella le trataba. Sin embargo, Tomás una vez le escribio a su madre lo siguiente: "...Debo reconocer de corazón que ella (---) me ama con una devoción que me resulta misterioso entender que pueda hacerlo. Ella (---) mira con tanta dulzura y optimismo mi rostro sombrio, que me transmite una nueva esperanza cada vez que encuentro su Mirada". Tal vez algún lector piense que nadie le ama, pero está muy equivocado. El Padre por excelencia, Dios, nos amó "de tal manera que dio a su único Hijo, para que todo aquel que en el creyera fuera salvo, y tuviera una vida feliz sin importar las situaciones de la vida. Yo personalmente no conocí a mi madre biológica hasta luego de mi cumpleaños 14. Cuando la conocí mis otros medios hermanos eran muy apegados a mi madre, y ella le correspondía como una Buena madre que fue (200%). Pero, aunque yo no tenía la confianza de mis hermanos para con ella, y tal vez ella conmigo, nunca fue obstáculo para saber que ella me amaba hasta lo sumo. A ella le encantaba que yo vistiera con corbata y saco, cosa que nunca hicieron mis hermanos. Luego de mi servicio Militar me dio con establecer mi residencia permanente en Puerto Rico. En su vejez avanzada, luego de toda una vida en New Jersey, se antojó de comprar una casa a pasos de mí. No entendí su gestión a tan avanzada edad, pero disfruté cada Segundo el tiempo que la tuve  todos los días. Un día me enteré el por qué esta quiso vivir a mi lado sus días finales pues se lo confesó a su gran amiga Gina, quien practicamente se convirtió en su Hermana. Ella le confesó a ella que quería morir a mi lado. Le confieso que nunca he superado la muerte de Mami, pero sí vivo feliz al saber lo que nunca dude: QUE ELLA ME AMABA COMO AL QUE MÁS DE MIS HERMANOS. Luego de su muerte, a pesar de lo que pudieran estimado mis medios hermanos, un día recibí una buena cantidad de dinero que ella me había dejado reservada, de la que yo no sabía nada. ENSEÑANZA: Amar no es decirlo, es demostrarlo, como lo hizo nuestro Salvador y Señor. Es ir la milla extra, aunque otros piensen en su teología personal lo contrario. Muy importante: Ni Papá, ni Mami, nunca me hablaron mal del otro. Dios es bueno, y para siempre es su misericordia. Voy a ti siempre, siempre, siempre.

No comments:

Post a Comment