Conocemos el testimonio de un salvado que ante su fraqueza de hablar, en una ocasión prometió a Dios no decir una palabra indeseable en toda la semana. Pasaron domigo, lunes, martes, miercoles y jueves, pero el viernes se le safó una. Demás está decirles su desaliento, aún pidiendo mil perdones. Lo hizo con quien había ofendido, y también con Dios. En dos cosas falló este hermano: 1) La profecía no falla; 2)desconocer qué dice la Biblia en asuntos rutinarios no admite excusas. Primero, la Biblia dice: "Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que puede ser refrenado, llena de veneno mortal" (Santiago 3:7). Segundo, la Escritura hace claro que por la misma boca que bendeces al Señor, maldices al hombre: "Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios" (Santiago 3:8). La sí enseña que podemos reducir en gran manera el veneno de nuestra lengua: "El que cuida su boca se cuida asímismo; el que habla mucho tendrá problemas" (Proverbios 13:3). La Escritura de Romanos 8:35-39 nos enseña a bregar con este asunto, y aún sertirnos seguros de nuestra salvación aún cuando hayamos estado en el día laborando por un segundo regando un pequeño veneno. oy a ti siempre, siempre, siempre.
No comments:
Post a Comment