El cuadro más deprimente en la vida de un ser humana es pensar que ya tiene nuevos campos que conquistar. Muchos en la ancianidad piensan que lo han visto todo, compran una silla plegadiza, hacen un contrato con el que reparte los periódicos, y a disfrutar que pa luego es tarde. Leyendo y estudiando la Biblia (son dos cosas diferentes, Canuto) me he dado cuenta que los grandes hombres de la historia que Dios usó fueron llamados cuando eran ancianos. En la oración de la vejez (Salmo 72) el salmista le ruega a Dios": "Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, HASTA QUE ANUNCIE TU PODER A LA POSTERIDAD, Y TU POTENCIA A TODOS LOS QUE HAN DE VENIR". A través del Profeta Joel Dios le dice a los ancianos hoy: "Oid esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en vuestros días, o en los días de vuestros padres? DE ESTO CONTARéIS A VUESTROS HIJOS, Y VUESTROS HIJOS A SUS HIJOS, Y SUS HIJOS A LA OTRA GENERACION" (Joel 1:2-3). La obra grande de Barzilai fue cuando tenía 80 años, salvando de una muerte segura a manos de su hijo Absalón a David. Cuando Dios llamó a Abraham para hacer una nueva nación tenía 75 años, cuando el olor de las margaritas no le eran agradables. Cuando casi a los 100 años de edad su reemplazo no llegaba (Isaac), Dios se glorificó en él poderosamente. Moisés tenía 80 años Dios lo llamó para que dejara el desierto del Sinaí. Cuando el Señor le dijo a Zacarías que su mujer Elizabeth le pariría a Juan el Bautista el no lo creía (Lucas 1:18). ¿Su excusa? "Que era muy viejo (Lucas 2:36-37). ¿Enseñanza? "De Dios es el poder". El quiere que estemos claro que quien obra a través de nosotros es El, no el humano. Voy a ti siempre, siempre, siempre.
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