Ayer domingo 20 de mayo de 2012 se celebró el 'Día de Jerusalén' a travéz de todo Israel. Este conmemora la amada y recordada Guerra de Seis Días de 1967, que trajo la reunificación de Jerusalén, después de 19 años de ocupación por Jordania de la parte Este de la amada Jerusalén. Se recuerda el momento cuando el Comandante Mota Gur entró a la ciudad, anunciando por la Radio de Israel: La Montaña del Templo está en nuestras manos". En el pasado hemos tratado sobre esa famosa gesta, cuando los expertos decían que Israel no tenía oportunidad de derrotar a las naciones árabes que venían contra ellos. Lo que no sabían los llamados sabios era lo que profetizó Oseas 11:8-12, que lee: "¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te engañaré yo, Israel? ¿Có podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Seboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi pasión. No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad. En pos de Jehová caminarán; él rugirá como león; rugirá, y los hijos vendrán temblando desde el occidente. COMO AVE ACUDIRAN VELOZMENTE DE EGIPTO, y de la tierra de Asiria como paloma; Y LOS HARE HABITAR EN SUS CASAS, dice Jehová. Me rodeó Efraín de mentira, y la casa de Israel de engaño. JUDA AUN GOBIERNA CON DIOS, y es fiel a sus santos". O sea, Dios había hecho unas promesas, y las tenía que cumplir a su pueblo. En la Guerra de los Seis Días quien peleaba contra el enemigo de Israel era Dios mismo. Cristo viene pronto, orad por la paz de Jerusalén.
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