"Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies" (Nahum 1:3b). Muchas veces somos egoistas y queremos siempre que Dios se nos revele en forma suave, como pétalos de rosas. Le voy a contar un secreto: "Si usted no ha vivido vientos de tormenta durante su supuesta rrelación con Dios, algo debe estar fallando en algún lugar. El Dios que nosotros conocemos es aquel que en medio de la tormenta nos hace caminar en su voluntad, como por sobre una cama cubiertas con flores hermosas. El poeta lo dice major que yo: "Si Dios envía tormenta, si llena de árbloles los altos montes, si sigue el curso de los gorriones, ¿qué no hará en tu favor? Si Dios cuelga las estrellas en las Alturas, si pinta las nubes errabundas, si paseas por los cielos el sol, ¿que no hará en tu favor? Si Dios nos da días soleados y la naturaleza levanta de su sueño, para que las aves canten alabanzas a su dueño, ¿que no podrá hacer en tu favor? Si Dios puede hacer todas estas cosas si cuanta cada avecilla cantor, si controla el universe en movimiento, ¿qué no hará en tu favor? Si Dios me da su dulce paz, y a mi alma brinda libertad, por Cristo que murió en la cruz lo puede hacer por ti".
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