En algunos países a la bondad le llaman "gracia", y en el escenario que hoy nos ocupa es mejor la primera. "Gracia" en teología es un "don no merecido", y ese es el problema de algunos de nosotros, que pensamos que lo merecemos todo, y para los demás las sobras. ¿Cuántas veces hemos tenido la aportunidad de hacerle bien a otro, no lo hemos hecho y la conciencia nos lleva a tener coraje contra nosotros mismos. En otras ocasiones pensamos que si somos bondadosos con los otros, debemos recibir iguasl trato. Si no ahora, en el futuro. Nuestro Dios sí obró en gracia cuando envió a su Hijo a ser nuestro pariente más cercano, y por ende salvarnos de la condenación eterno, del lago de fuego. Y esa gracia, ese don, sí que fue un regalo no merecido. El creyente debe provocar ser bendición a nuestro prójimo porque es la forma bíblica de presicar el amor y salvación de Dios para con nosotros. Hoy muchos disertan bellos mensajes, pero sin bondad, porque esperan obtener algo para ello. Pero, lo más deleitoso para el cristiano verdadero es cuando en lugar de bondad actuemos en gracia. O sea, que el bien que hagamos a la persona que lo recibe no lo merezca. Nos parece que esa es la mejor medicina que el hijo de Dios debe aspirar, porque nos hace semejantes a Cristo. Y cuando usted practique la "gracia", y vea que quien la recibe de su mano suda o se pone su rostro rojo, sepa usted que este está reconociendo que en el pasado cometió un error con usted. En ese instante, ¿cuál debe ser su actitud? Buscar por todos los medios que este se sienta feliz de estar contigo. Eso es exactamente lo que Cristo hace con nosotros cuando reconocemos nuestros errores. Feliz dóa, y voy a ti siempre, siempre, siempre. www.aguiladereformacion.com
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