Si hace frio, desearía que estuviera caliente. Si se casa con una trigueña, se lamenta porque debió casarse con una rubia. Si compra un BMW, se castiga del por qué no escogio un Ferrari. Si asiste a una Iglesia Bautista, desearía estar en una Pentecostal. El Apóstol Pablo reconocía esa disyuntiva, y escribió: ""No lo digo porque tenga escasés, pues he aprendido a contentarme, cualquiera sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así como para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece(Filipenses 4:11"-13). Como logró alcansarlo el Apóstol, nuestra comunión con el Padre debe estar por encima de todo. Ahora bien, no quiere decir que el contentamiento se logra de la noche a la mañana. Todo es un proceso, que en ocasiones es largo. Hay matrimonios que uno de ellos vivía en opulencia antes de casarse. Ahora él o ella tiene que ajustarse a su nuevo entorno, y empezar de zero. Cuando hay amor "Agapao" (Agape), el verdadero, el camino se hace más que fácil. No importa lo que hoy te suceda, la oración ferviente lo convierte todo en un paraiso. www.aguiladereformacion.com
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