Wednesday, February 22, 2012

Hay momentos en la vida cuando las palabras sobran

Siempre recordamos aquellos días bonitos de los 1950s cuando al llegar de la escuela veíamos aquellos segmentos cómicos, que sin hablar nos dejaban entender de qué estaban hablando. Era una hora donde todos los malos momentos del día de escuela se olvidaban, para llenar el espíritu. Eso nos hace  recordar aquel episodio de la familia Lázaro, María y Marta. Lázaro era del círculo intimo de Jesús, y cuando murió, Marta y María como que se le había caído el mundo encima. Cuando a Jesús le llegó la muerte de su amado amigo en lugar de dirigirse de inmediato a casa de los tres hermanos amados, se quedó otros dos días en el lugar que estaba (Juan 11:6). Tal vez ante la reacción de los mensajeros, el Maestro le dijo: "Esta enfermedad no es para muerte" (11:4). Luego de dos días llegó al barrio de la querida famila. Marta corrió a darle la noticia a su hermana María. Esta se levanto de su asiento, y como un bolido, llegó hasta donde estaba Jesús, diciendole: "Si hubieres estado aquí, no hubiera muerto mi hermano" (11:32). "Jesús lloró" (11:35). El Maestro se dirigió hasta la tumba, y ordenó quitar la pesada piedra. De inmediato ordenó a Lázaro salir de su sueño, para bendición de sus hermanas, y para callarle la boca a aquellos que no creían que erea el Hijo de Dios. Muchas veces nosotros actuamos igual, queremos ver en persona al Salvador para creer en un milagro, cuando puede ser a la inversa: Quitando la piedra que nos separa de un milagro. Voy a ti siempre, siempre, siempre.

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