Una experiencia ajena este día me ha hecho comprender que no soy dueño de mí mismo, que debo ser agradecido. La reseña cuenta que esta iglesia tenía bastantes miembros, pero no había un parque para los autos. Adjunto al templo había un negocio mayor que los domingos estaba cerrado. Un mimebro de la congregación habló con el dueño sobre si permitía que estacionaramos los autos en su lugar. Este de buen gusto le dijo que por 51 semanas podían usar su estacionamiento, pero que en la semana 52 estaría cerrado, y con una cadena gruesa. Aunque el hermano estaba contento con la benevolencia del dueñ de la tienda, su curiosidad lo llevó a auscultar por qué no lo podían esa semana 52. El dueño le respondió: "Solo quiero recordarles que el estacionamiento no es de ustedes". Igual es la vida cristiana: hay unas bendiciones que son automáticas, pero hay otras que son condicionadas. Sobre todo, debemos recordar que las bendiciones son de Dios, y las da según su voluntad. La Biblia nos dice en 1 Timoteo 6:17 que Dios nos da todas las cosas para que las disfrutemos. La clave de cómo recibir x bendición es saber por qué pedimos esta u aquella bendición. La Biblia dice que "Pedimos, y no recibimos, porque pedimos mal, para satisfacer nuestros deseos personales, no necesariamente el bien de la obra del Señor. Si ponemos en nuestras mentes qué podemos hacer por la obra de Dios hoy, el se encargará que tengamos todo lo necesarios para nosotros, y para nuestra familia. Voy a ti siempre, siempre, siempre.
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